Las plantas de ensamblaje de las principales casas automotrices de Brasil no tienen descanso y producen más de 10.000 vehículos diarios destinados a la nueva clase media nacional. La abundancia de vehículos Ford, Fiat y Chevrolet refleja la bonanza económica del país, que tiene el cuarto mercado automotriz más grande del mundo, tal como informa Diario Uno.
Lo que sucede cuando esos vehículos salen a la calle, no obstante, es una verdadera tragedia, según expertos, y miles de personas mueren cada año en accidentes que no debieron resultar fatales.
Los responsables de esas muertes son los mismos vehículos, fabricados con soldaduras deficientes, pocas medidas para hacerlos más seguros y materiales de calidad inferior a la de los fabricados para consumidores de Estados Unidos o Europa, de acuerdo con expertos e ingenieros de la industria automotriz. Cuatro de los cinco vehículos de más venta en Brasil no pasaron pruebas de choques independientes.
La mala calidad de los vehículos, combinada con condiciones de manejo a menudo peligrosas, han hecho que la tasa de accidentes mortales sea cuatro veces la de Estados Unidos, según un análisis que hizo la Associated Press de datos del Ministerio de Salud, tomando en cuenta la cantidad de accidentes en relación con la cantidad de vehículos del país. De hecho, los dos países avanzan en dirección contraria: Estados Unidos registró un descenso del 40% en la cantidad de accidentes fatales en el 2010 comparado con el 2000, mientras que en Brasil hubo un aumento del 72%, según la última información disponible.
El doctor Dirceu Alves, de Abramet, una asociación de médicos especializados en la atención de víctimas de accidentes de tránsito, sostuvo que muchas de las muertes son una consecuencia de la mala calidad de los autos.
«La gravedad de las lesiones de las personas que llegan a los hospitales es horrible», manifestó. «Son lesiones que no deberían producirse».
Los fabricantes de autos brasileños dicen que sus vehículos satisfacen los requisitos de seguridad contemplados en las leyes brasileñas. Algunos afirman incluso que hacen autos más sólidos todavía por el mal estado de las calles y carreteras y niegan que la mala calidad de sus vehículos sea lo que genera tantos accidentes fatales.
Algunos activistas afirman que los fabricantes de autos ganan más dinero con la venta de vehículos en los que no se han tomado suficientes medidas de seguridad.
«Los autos más baratos de Brasil son increíblemente peligrosos, eso no se puede negar. La tasa de muertes en accidentes con esos vehículos es demasiado alta», declaró María Inés Dolci, coordinadora de Proteste, un grupo de defensa del consumidor con sede en Río de janeiro. «Los fabricantes lo hacen porque es más barato fabricarlos y el consumidor brasileño no es tan exigente. Saben menos de las cuestiones de seguridad que en Europa o Estados Unidos».
El margen de ganancia de los fabricantes de autos brasileños es del 10%, comparado con el 3% en Estados Unidos y un 5% en el resto del mundo, de acuerdo con IHS Automotive, una firma consultora especializada en la industria automotriz.
Recién el año que viene entrarán en vigor leyes que exigen el uso de bolsas de aire y el sistema de frenos antibloqueo, que son comunes en los países industrializados desde hace años. El país tendrá asimismo nuevas regulaciones sobre los impactos, al menos en los papeles. Los reguladores brasileños no tienen dónde hacer pruebas de resistencia a los impactos y tampoco hay organizaciones privadas que hagan este tipo de pruebas.
Los expertos dicen que esos requisitos no alcanzan para satisfacer los patrones de seguridad básicos. Algunos modelos vendidos en Brasil, como el auto chino JAC J3, recibieron apenas una estrella en una prueba reciente a pesar de tener bolsas de aire y frenos antibloqueo.
Una iniciativa piloto independiente llamada Programa de Evaluación de Autos Nuevos (PEAN) hizo las primeras pruebas de los autos más populares de Brasil y los resultados son desalentadores.
Los modelos más baratos de cuatro de los cinco autos de mayor venta, fabricados por General Motors, Volkswagen y Fitan, recibieron una estrella en la escala del uno al cinco y los otros vehículos de mucha venta también sacaron calificaciones bajas, lo que aumenta las posibilidades de que un choque de frente resulte mortal.
El que un vehículo cuente con elementos que hacen que los autos resulten más seguros «determina si uno muere en un accidente o puede salir por sus propios medios», manifestó David Ward, director general de la Fundación FIA para la seguridad de los vehículos, con sede en Londres. «Es la diferencia entre la vida y la muerte», declaró.
Las camionetitas Ka de Ford que se venden en Europa recibieron cuatro estrellas en el 2008. La versión latinoamericana una.
Ford dijo que el Ka latinoamericano se fabrica sobre una plataforma vieja, muy distinta a la europea, y que espera que se usen las mismas plataformas hacia el 2015.
El March de Nissan fabricado en México recibió dos estrellas y el que se fabrica en Europa, llamado Micra, recibió cuatro. El modelo latinoamericano tiene una estructura inestable, que ofrece poca protección a los ocupantes del vehículo incluso en accidentes que no son graves.
Nissan dijo en un comunicado que el March que se vende en Brasil es «prácticamente el mismo modelo» ofrecido en Europa. «La diferencia en los resultados de las pruebas de choques se debe a que las pruebas varían según el lugar».
Pero Alejandro Furas, director técnico de la casa matriz que hace las pruebas, Global PEAN, dijo que no es así.
«Los choques frontales que hacemos son exactamente los mismos que en Europa», sostuvo.
En Europa también se hacen pruebas con choques laterales y otras, que no se realizan en Latinoamérica.
La fabricante italiana Fiat dijo en un correo electrónico que «en general, los proyectos brasileños reciben más refuerzos» para que sean más sólidos y puedan soportar las carreteras de Brasil.
Las pruebas, no obstante, indicaron que el auto de más venta de Fiat en Brasil, el Novo Uno, tiene un chasis inestable y recibió una estrella. Los brasileños compraron 256.000 Novo Uno el año pasado.
Las normas de seguridad de Renault también varían. La empresa francesa construye el Sandero en Brasil y el año pasado vendió 98.400 autos. El modelo latinoamericano recibió una estrella y el europeo, fabricado por la subsidiaria rumana de Renault, Dacia, tres.
Renault dijo que la seguridad de esos vehículos es comparable a la de los otros autos de la misma clase en Brasil.
Uno de ellos es el VW Gol, el auto de más venta en Brasil desde hace una década.
Volkswagen dice que se esfuerza por mantener los mismos niveles de cada modelo en todo el mundo, con las mismas soldaduras sin importar donde se fabrica el auto y usando un acero de la misma fortaleza en los vehículos brasileños. Agregó que desde 1998 le da al consumidor brasileño la opción de comprar autos con o sin bolsas de aire. La empresa no respondió cuando se le preguntó cuántos consumidores pidieron el auto con bolsas de aire.
«La integridad estructural durante las pruebas de choques son una norma global de Volkswagen», sostuvo la firma en un correo electrónico. «El compartimiento de pasajeros en el Gol sigue siendo estable y garantiza espacio para la supervivencia de los ocupantes» en caso de un choque.
El PEAN Latinoamericano hizo pruebas con tres modelos de VW. El Gol y el Polo tenían chasis estables. El sedan Bora, sin embargo, fue calificado de inestable, pero contaba con otros elementos que le permitieron obtener tres estrellas.
Hay autos que las empresas no fabrican fuera de América Latina, como el Celta de GM, que es el quinto auto más vendido en Brasil, con 137.615 vehículos vendidos el año pasado. Recibió una estrella en las pruebas de choques. GM no hizo comentarios, excepto decir que los autos que produce en Brasil satisfacen todos los requisitos legales.
Un ingeniero de una de los principales fabricantes estadounidenses, que habló a condición de permanecer anónimo por temor a perder su trabajo, dice que ha observado por años cómo la empresa opta por no incorporar a sus autos elementos que los hagan más seguros simplemente porque las leyes no los exigen.
«Los fabricantes se complacen haciendo autos que generan más ganancias en países donde las demandas no son tan rigurosas», manifestó. «Pasa en todos lados, incluso India, China y Rusia, por ejemplo».
Unos 40 millones de brasileños accedieron a la clase media en la última década y disponen de más dinero que nunca para adquirir su primer auto. El potencial de crecimiento es enorme: en Brasil una de cada siete personas tiene auto, mientras que en Estados Unidos hay casi un auto por persona.
Pero a medida que crecen las ventas, suben también los accidentes y las muertes.
Un análisis de la información del Ministerio de Salud indica que 9.059 personas fallecieron en accidentes automovilísticos en Brasil desde el 2010. Ese mismo año murieron 12.435 personas en Estados Unidos, donde hay cinco veces más vehículos. Esto quiere decir que la tasa de muertes en accidentes automovilísticos fue cuatro veces más alta en Brasil.
Los ingenieros dicen que esto se debe a cuestiones básicas: la falta de refuerzos en el chasis, el uso de acero de baja calidad y menos soldaduras –y más débiles–, para unir las partes. Además, se usan plataformas diseñadas hace décadas, antes de la adopción de nuevos patrones para mejorar la seguridad del auto.
«La electricidad usada en la construcción de un auto representa el 20% del costo de la estructura», expresó Marcilio Alves, profesor de ingeniería de la exclusiva Universidad de Sao Paulo y uno de los pocos investigadores independientes que analizan la seguridad de los autos en Brasil.
«Si ahorras en electricidad, reduces los costos. Una forma de gastar menos electricidad es reduciendo el número de soldaduras o usando menos energía en cada soldadura. Esto afecta el desempeño estructural del auto en caso de un choque», agregó. En un vehículo sin bolsas de aire y con un chasis inestable, el principal peligro para el conductor es el volante.
Una estructura débil y una columna frágil hacen que resulte más fácil que el volante se estrelle contra el pecho del conductor en choques de frente, los más mortales y más comunes. Ward dice que en los accidentes el volante a menudo se desprende y sale volando, golpeando a veces a los pasajeros.
Muchos chasis brasileños no tienen áreas que absorben la energía durante choques. Esto hace peligrar las piernas de los ocupantes. «Si el chasis no puede absorber la energía del choque, habrá más daños y más lesiones de los pasajeros», dijo Alves, el médico especializado en lesiones de choques.
«El secreto para que un auto pueda resistir un choque son las soldaduras», afirmó un ingeniero que trabajó tres décadas para VW, que pidió no ser identificado por temor a perder los contratos y beneficios que tiene ahora como consultor. «Un auto alemán es sofisticado. No le falta nada», continuó. «La versión brasileña parece igualita desde afuera, pero le faltan piezas. En una versión hay refuerzos, en la otra no. Lo que importa es como se ve desde afuera. Lo que está adentro nadie lo puede ver».
En el 2008, Carlos Alberto López, por entonces un mesero de 23 años, conducía un auto de una estrella a 80 kilómetros (50 millas) por hora bajo la lluvia por una carretera del estado sureño de Minas Gerais. En una curva suave, el auto patinó y siguió de largo. Se fue a la banquina y dio varios tumbos. De los cuatro ocupantes, López fue el único que sufrió lesiones graves y quedó paralizado de la cintura hacia abajo.
López dice que el cinturón de seguridad se soltó e hizo que golpease el techo varias veces mientras el auto daba volteretas. Sufrió la ruptura de una vértebra. «Si el cinturón no se hubiese soltado, nada de esto hubiese pasado», afirmó. Un estudio de una cadena de centros de rehabilitación en la que fue atendido López comprobó que en el 2011, el 40% de los pacientes que recibió en Sao Paulo con lesiones serias en la columna habían sufrido accidentes de tráfico.
A López ni le pasó por la cabeza la idea de entablar una demanda. De hecho, la AP entrevistó a más de una docena de víctimas de accidentes que quedaron paralizadas y ninguna consideró iniciar acciones legales contra los fabricantes de los autos. Esto refleja en parte lo poco que la policía investiga los accidentes y también el respeto que los nuevos miembros de la clase media sienten hacia las casas automotrices.
«Estamos 20 años atrás de Estados Unidos y Europa en lo que se refiere a la concientización del consumidor», dijo Dolci, el coordinador de Protesta. «La nueva clase media que ingresa al mercado tiene poca información sobre la seguridad de los autos. Y es precisamente la gente que los fabricantes tienen en la mira».
Accidentes como el de López no son causados exclusivamente por un auto mal construido. También incide el hecho de que los conductores no respetan las reglas y el gobierno no se asegura de que sean cumplidas. Además, las carreteras están mal diseñadas y en mal estado, lo que genera atascos y hace que los accidentes sean casi inevitables.
(Fuente: Programa 100% Seguro)
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